“Imagina que simplemente no existo”
¿A quién, con la certeza de la obviedad de la realidad, se le ocurre pedirlo? Más aún cuando hay sentimientos sobre la mesa.
Ivonne, muchas cosas fueron dichas cuando de ti y de mí se trataban. La forma en que te conocí, fue totalmente rara, acéptolo. Pero la forma en que me enamoré de tí, fue tan normal, tan esperada, sucedió lo que inconscientemente quería que pasara. ¿Cómo evitarlo? No le niegas tu amistad a nadie, eres atenta, siempre tienes una respuesta en una conversación, por simple que sea, por compleja que se vea, entusiasta, alegre. Definitivamente, una persona que se da a conocer, para no ser olvidada.
Tu compañía es grata, siempre adornada de una sonrisa. ¡Ah! cómo no fijarse en ti… cómo no hacerlo.
Poco a poco, páginas de mi vida fueron llenadas y tu nombre, “Ivonne”, aparecía en ellas. Cada ocasión, resaltaba más. Era notoria (bastante) la participación que había, y aún más la importancia que en mi vida tomabas.
…. Ya no tiene caso seguir con esto. E N C O N S T R U C C I Ó N.
Escrito terminado, y entregado.
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