Era un niño que soñaba,
con duendes y con hadas.
Simples historias encantadas,
hasta que de una de ellas se enamoró.
Y quería dormir más seguido,
alejarse de su realidad,
hasta que el hada le hubiese sugerido:
"¡Despierta, alguien más te espera!".
Era un niño que soñaba,
con historias de fantasmas.
Siempre despertaba
con larga lágrima blanca.
- "Hada... mi hada. ¿Por qué me abandonó?" -
Un niño sollozaba.
Era un niño que soñaba...
y jamás despertó.
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